domingo, 8 de enero de 2012

El suprematismo en el mundo audiovisual: la fotografía y el cine

En algunas ocasiones se enmarca el suprematismo como una vanguardia que únicamente revolucionó el mundo del arte pictórico. En realidad, y aunque se encuentren pocos libros y apenas claras referencias al respecto, el suprematismo (así como el constructivismo) influyeron fuertemente en las artes del cine y la fotografía durante las primeras décadas del siglo XX.

En el cine de Eisenstein podemos encontrar claros ejemplos de dichas influencias, sobre todo en su etapa muda, en la que confluyeron las dos corrientes de la vanguardia europea: una visión desconstructivista del objeto, que lo despedaza hasta convertirlo en elementos simples e independientes y luego lo reconstruye de un nuevo modo como en el suprematismo o el cubismo. Esta visión es una visión objetiva. Por otro lado, la subjetiva, con el acento en la expresión del sujeto, dejando de lado los objetos inherentes y descomponibles (surrealismo, expresionismo y fauvismo).

La confluencia de ambas corrientes (subjetiva y objetiva) le dieron a las proyecciones de Eisenstein un resultado mordaz e inspirador en su época. Sus films poseían atracciones constructivistas, pero su finalidad era golpear los sentimientos del espectador. El montaje cinematográfico pertenecía a la vanguardia desconstructivista, consiguiendo una expresión de patetismo, vértigo visual y crueldad.

La fuerza de Eisenstein reside en la unión de ambas corrientes. Algunos ejemplos en los que poder apreciar dichas influencias pueden ser La huelga de 1924 o El acorazado Potemkin de 1925. Véanse en el siguiente enlace los minutos finales de La Huelga:




Por otro lado, la fotografía, también especialmente vinculada con las vanguardias. El suprematismo trajo un nuevo elemento a la fotografía con la abstracción. La fotografía se había creado como un medio que captara la realidad, tal como es. Con el suprematismo se cambió la percepción, concepción y representación del mundo fotográfico, construyendo un nuevo espacio, que no fuera el real. Para conseguirlo se empleó un género fotográfico concreto: la fotografía aérea. Un claro ejemplo sería el cartel de El hombre con la cámara de cine, de Dziga Vertov.


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